10 agosto 2012

De colores



Me asomo a esta Moleskine armado con una Frontier. La tinta es negra y, poco a poco, se va volviendo azul. Escribo tumbado, boca abajo, sobre una manta azul, remedo de los mares azules que aún tengo por conquistar. Llevo una gorra blanca y una camiseta, sí, acertaste, también azul.
La seguridad engañosa de la monotonía. La trampa infalible de la grisura. La verdad truncada de lo evidente.
Lucha, muerde, agradece, disfruta.
El teléfono boquea entre la hierba, el canal no transporta agua y yo, exhausto entre la negrura de los días sin rosas, me estrello contra una conversación clausurada.
Hay mares con tiburones, hay noches sin sueños, hay tardes sin abrazos.
Y entonces no hay nada.
Ni siquiera azul.