Regreso
Vuelvo.
Escribo.
Apenas leo.
Corro, pedaleo, camino, golpeo.
Hice doscientos treinta y cuatro kilómetros con N. Y hubiera hecho otros doscientos treinta y cuatro más. Sin parar. Sin pensar. Respirando. Sudando. Charlando a ratos. Sufriendo otros. Disfrutando todos. Entre la esmeralda, el jade, el zafiro que brotan de los árboles que tienen frutos de aire, que refrescan nuestro trantrán. Donde no hay otra nada que el suelo que se pierde bajo nuestros pies, la pendiente que nos examina, el paisaje que nos apabulla.
Mis brazos están morenos. Mis sienes blancas. Mis ojos no están.
Volví.
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