06 febrero 2010

Campo

Por San Blas no vi cigüeñas y sí pan hecho a mano y trufas como puños.
Rodé kilómetros para llegar a un palacio donde se refugia un hombro lastimado, refulge la honradez y estalla la sonrisa de una flor.
Bollos preñaos, pizza artesana, lechazo al horno, mousse de limón y las trufazas. Y Vega Sicilia para pasar el trago, que un poco de veneno lo admite el cuerpo. Café del bueno y mejores licores. Y una sobremesa de las de antes.
Bajo el infrarrojo de la lumbre se nos escapó la tarde, visité el palacio que supura la ilusión de una vida, me asombré ante una pared de libros y olí la risa que cuelga de una viga maestra.
Rosa, Roberto, Ana: gracias.

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