Habitación ciento veintiséis (X)
El viernes dormí en la ciento veintiséis. Para devolver un poco de tanto como me dieron. Julián me dijo, hace muchos años, que era nuestro deber. La habitación es azul, es cárcel, es una fábrica de tristeza y miedo. La música es mecánica, la luz brota de pantallas que no entiendo ni lo pretendo, pero huele a talco y a casa. No quiero pensar ni puedo y muevo durante horas una sábana para construir un alivio efímero. Mi humanidad es ceniza y el día clarea entre nubes. En el televisor veo el chalet, y más cosas que ni escribir puedo.
Viene mi madre a relevarme. Espero un autobús que no existe y camino por la ciudad gris hacia Fort Apache.
Vestido de azul recorro un sendero imaginario hasta las fotos. verdad imperecedera del paraíso en la tierra. Escucho a Neil Young, que canta:
Viene mi madre a relevarme. Espero un autobús que no existe y camino por la ciudad gris hacia Fort Apache.
Vestido de azul recorro un sendero imaginario hasta las fotos. verdad imperecedera del paraíso en la tierra. Escucho a Neil Young, que canta:
En vez de maldecir la oscuridad
enciende una vela hacia donde vamos
Hay algo más adelante que merece la pena buscar
cuando la luz del tiempo está sobre nosotros
veremos venir nuestro momento
y el alma continuará
enciende una vela hacia donde vamos
Hay algo más adelante que merece la pena buscar
cuando la luz del tiempo está sobre nosotros
veremos venir nuestro momento
y el alma continuará
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