
Una obra sobre la delación, la esperanza y lo ingobernable del destino. Rodada en claroscuros, arropada por la tensa partitura del maestro
Shore, y enriquecida por
Caan,
Theron,
Wahlberg,
Burstyn y, sobre todo, el inmenso
Joaquim Phoenix.
James Gray lo bordó en
Little Odessa. En unos años será un clásico. La próxima, esperando en la estantería,
We own the night.
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