Serrano
El capitán Blanco, que murió coronel, localizó este establecimiento que nos garantizaría nucas limpias y sienes rampantes a buen precio. Allí, pacientemente, el señor Serrano daría buena cuenta de nuestros pelos, alfombra morena en la antesala de todo en nuestras vidas. Fui muchas veces con e-nrique, incluso en una Vespa amarilla con la bujía sudorosa.
Lo recuerdo siempre que paso por allí. Era otro siglo y puede que nosotros fuéramos otros también. La alfombra ahora más blanquecina y menos tupida.
Lo recuerdo siempre que paso por allí. Era otro siglo y puede que nosotros fuéramos otros también. La alfombra ahora más blanquecina y menos tupida.
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