Sin balance
Escribo bajo una bóveda gris que se deshace en lluvia y frío. Los cachorros juegan sin cesar, con esa intensidad que sólo los niños saben ponerle a cada minuto del día. Como mi vida no es una empresa me niego a hacer balances de fin de año, pero vuelvo la vista y contemplo el reguero de estos días que se escurren por los despeñaderos de la memoria. Una lista ni exhaustiva ni exclusiva. Mía. Vuestra.
Veinticuatro horas en Madrid
el chuletón de Casa Ángel a medias con el hombre de Huete
una bisabuela de ochenta y ocho años
adiós Cablero
ay, Julián del alma
Palomas Eléctricas
litros y litros de Lagavulin
los girasoles de Amsterdam Avenue
Rascayú cuando mueras que harás tú
James Norton
Mateo Escandón vuelve a Lindes
una boda y ¡la o!
¿dónde está Ronaldinho?
El Nuevo Mundo
otra chuleta, con Andrés, mi pareja de hecho
el chuletón de Casa Ángel a medias con el hombre de Huete
una bisabuela de ochenta y ocho años
adiós Cablero
ay, Julián del alma
Palomas Eléctricas
litros y litros de Lagavulin
los girasoles de Amsterdam Avenue
Rascayú cuando mueras que harás tú
James Norton
Mateo Escandón vuelve a Lindes
una boda y ¡la o!
¿dónde está Ronaldinho?
El Nuevo Mundo
otra chuleta, con Andrés, mi pareja de hecho
Y siempre con el aliento de todos, de los nuestros.
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