Amba, el gato que soñaba que era un tigre
Hoy supe que el gato se fue.
Lo conocí en una estepa de moqueta gris, temblón y parasitado. Después gallardo y sedoso en la selva calefactada del veinticinco.
Estudió leyes y letras en los muslos de Julio, esquivó los pasos veloces del académico, viajó agarrado a los brazos marmóreos y morenos de Fernando y recibió caricias y mimos de quien tú y yo sabemos.
Y fantaseó con una vida tras presas con y sin plumas, espió tras las ventanas, sintió la muerte que nadie esperaba y fue un embajador de junglas y paraísos.
Qué tundra hollará estos días que vendrán. Esta noche creeré por un momento que se reencarnará en el tigre blanco y grande, el que nos protegerá zampándose enemigos acechantes, rugiendo poderoso en alguna parte sin duda lejana, cumpliendo su sueño de gato valiente.
Suerte, Amba.
Lo conocí en una estepa de moqueta gris, temblón y parasitado. Después gallardo y sedoso en la selva calefactada del veinticinco.
Estudió leyes y letras en los muslos de Julio, esquivó los pasos veloces del académico, viajó agarrado a los brazos marmóreos y morenos de Fernando y recibió caricias y mimos de quien tú y yo sabemos.
Y fantaseó con una vida tras presas con y sin plumas, espió tras las ventanas, sintió la muerte que nadie esperaba y fue un embajador de junglas y paraísos.
Qué tundra hollará estos días que vendrán. Esta noche creeré por un momento que se reencarnará en el tigre blanco y grande, el que nos protegerá zampándose enemigos acechantes, rugiendo poderoso en alguna parte sin duda lejana, cumpliendo su sueño de gato valiente.
Suerte, Amba.
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