04 abril 2006

Psycho (1960)

Menuda lección del maestro Hitchcock. Y en sólo ciento cuatro minutos. Ayer conversamos Julio y yo largo rato sobre el asunto. La película es un compendio de lo que hace al cine un arte que entretiene mientras te sobrecoge. El espectador es tratado con inteligencia por el artista aunque los vaivenes de la historia lo zarandeen. Un McGuffin llamado 40.000 dólares, más McGuffin que nunca. La lencería blanca y la lencería negra. El retrete y el remolino en la bañera. Bernard Herrman y la Música, con mayúsculas. Janet Leigh y el sentimiento de culpa, todos atrapados en nuestros cepos particulares. Una fotografía fuertemente contrastada que esconde en las sombras el pasado que vuelve como un látigo. Las mujeres fuertes y valientes como Vera Miles hacen más tontos y débiles a los hombres como John Gavin o Martin Balsam. Qué decir de los pechos que se intuyen en la escena de la ducha. Y el extraordinario Anthony Perkins, estremecedor en la penúltima secuencia, con la mosca y el fotograma subliminal de…
De regalo, el DVD incluye el trailer que Alfred Hitchcock pergeñó para publicitar la película. Sin desperdicio.
Cine, cine, cine.

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